Resulta evidente que, para nuestros días, en la dinámica mundial podemos ir observando que está,aumentando cada vez más, la utilización de términos como el de “Tendencias” El diccionario de laReal Academia Española define tres significados de tendencia:
• 1) Inclinación en los hombres y en las cosas hacia determinados fines;
• 2) Fuerza por la cual un cuerpo se inclina hacia otro o hacia alguna cosa y;
• 3) Idea religiosa, económica, política, artística, etc., que se orienta en determinada dirección»
Actualmente de forma importante también el termino es aplicado a: Marketing digital, Economía, Mercados financieros, y en especial la aplicación que nos atañe, el Mercado de Consumo.
La tendencia general de la sociedad hacia el consumismo transforma a las personas y valen de acuerdo con lo que tienen sin importar cómo lo hayan conseguido.
Es muy claro que vivimos en una sociedad demasiado egoísta, que no se da cuenta o, más bien, no desea darse cuenta de la falta de solidaridad y de justicia social entre los seres humanos. Porque priman los intereses personales, fomentando el individualismo, y el egoísmo, ya que cada persona se preocupa sólo por sí misma y por tener cada vez. Si ella está bien no le importa si los demás lo están o no.
En el pasado adquiríamos virtudes humanas, como la sinceridad y la obediencia, en el hogar, mientras la escuela suscitaba hábitos de laboriosidad y disciplina. Luego nos hacíamos más solidarios en una sociedad que, todavía, era educadora. Se asumía que esos hábitos eran necesarios en el proceso de maduración personal y en la preparación para la vida.
Hoy, seguramente para casi todo el mundo no es desconocido que, en el diario vivir, en nuestras reuniones o tertulias, escuchemos frases como, ¿Como se están perdiendo los valores?, en mi época esto no pasaba, comentarios que claramente corresponden a una pérdida de Valores sociales y morales en que se encuentra nuestra sociedad actual.
Las primeras dificultades en este escrito resultan en clarificar el propio concepto de valor. Seguramente casi todo el mundo, en respuesta a la pregunta en este sentido, afirmaría que sabe perfectamente lo que es un valor. Pero, también seguramente, si luego pidiéramos que lo definiera de alguna manera, comenzarían las dudas. Todos sabemos lo que es un valor, pero, a la vez, quizás porque definir lo que entendemos por un valor nos obliga a revelar nuestro propio sistema de valores, nos sentimos incapaces de dar algún contenido al concepto, más allá de la idea básica de que los valores orientan nuestros comportamientos.
Los valores: son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud.
Moral: es el conjunto de reglas que se aplican en la vida cotidiana y todos los ciudadanos las utilizan continuamente. Estas normas guían a cada individuo, orientando sus acciones y sus juicios sobre lo que es moral o inmoral, correcto o incorrecto, bueno o malo.
Cada quien, de acuerdo a su escenario, ve para sí, el significado de valores morales, lo que para algunos es moral, para otros es inmoral, los valores se conciben de acuerdo los lineamientos y a las diferentes necesidades de cada sociedad. No hay una definición objetiva, mas bien es relativa, y es relativa precisamente de acuerdo al escenario para cada sociedad. Aun así, siempre relacionamos los valores morales de forma positiva.
Hemos aprendido que dentro de nuestros estilos de vida debemos interiorizar los valores morales desde el núcleo familiar, generalmente con el ejemplo, y a medida que crecemos vamos aprendiendo valores diferentes interiorizando los valores de la sociedad.
Actualmente los valores han perdido valor en la sociedad, actuaciones como, por ejemplo: la forma de vestir, de relacionarse, en el modo de hablar, la forma en que se quiere acumular todo, el irrespeto hacia los mayores, la falta de cortesía, por mencionar los mas evidentes. Nunca los valores fueron tan mudables, tan dependientes de intereses extraños a las cosas mismas, sujetos a modas y caprichos imprevisibles. Nos encontramos en lo que nada vale por sí mismo, sino por su utilidad. El otro no es de entrada, un ser humano, sino un probable competidor. La obra de arte no se deslumbra por su belleza, sino por la ocasión de invertir que representa. Estudiar no es un placer, es un trámite para ganar más dinero. Solo lo numérico y cuantificable es objeto de complacencia.
El ser humano entre más tiene, más vacío se siente, ya que el consumismo exagerado lo aleja de los valores y principios morales que son la base de su existencia. Todo esto juega un papel protagónico en la crisis social por la que atraviesa el mundo entero, y de aquí en adelante tenemos muchísima, pero muchísima tela que cortar.
Los medios de comunicación, han sido en gran parte uno de los principales facilitadores de la crisis de valores, debido a su contenido netamente comercial, con el predominio de la actividad cerebral y el poco desarrollo de las emociones; que es fomentada día con día por la enorme cantidad de información con la que se cuenta hoy a través de estos medios, la tecnología y el internet.
Para nuestro futuro es imprescindible la responsabilidad Global, rediseñar la forma de educar a la sociedad, en especial nuestros hijos, pilares fundamentales de esta, debemos ser conscientes que desde el respeto, base de la moral y la ética, se valora a los demás, se considera y reconoce la dignidad de cada persona como tal, y no solo de los jóvenes a los mayores, porque además esta falta, la cometen también muchos mayores, que consideran que por el solo hecho de serlo les compete el derecho de irrespetar a cualquiera y aquí se pierde la estructura formativa.
Educar es, esencialmente, educar en virtudes. Desde Sócrates sabemos que las virtudes no se pueden enseñar; no se transmiten como los conocimientos, por medio de la instrucción, sino que se descubren y contagian como por ósmosis, en ambientes formativos y en encuentros con personas íntegras que son modelos de identificación.
Ahora bien, ya no se puede seguir buscando responsables, más bien asumamos compromisos sobre los que podamos aportar para minimizar el impacto, lo siguiente por citar algunas formas
• Para tener una concepción positiva de la vida, hay que empezar por respetarse a uno mismo, es lo que llamamos el autorrespeto.
• El autorrespeto está muy ligado a la autoestima. Para querer y respetar a los demás, se debe comenzar por quererse y respetarse así mismo, así como también se debe respetar al medio ambiente.
• Fomentar el amor a la patria y a la familia.
• La familia es la base de la sociedad.
• Incentivar el amor entre los semejantes y no el odio.
• Incentivar no solo en los colegios sino en los foros sociales valores tales como la amistad, cooperación, justicia, equidad, confianza y tolerancia.
• Tener unas buenas relaciones familiares
• Mantener y cuidar la salud.
• Obtener un buen nivel de capacitación cultural y profesional.
• Tener éxito en el trabajo.
• Ganar dinero.
• Tener una vida sexual satisfactoria.
• Cuidar el medio ambiente.
• Superarse día a día.
• Tener muchos amigos y conocidos.
• Llevar una vida moral y digna.
• Respetar las normas.
• Respetar la autoridad.
• Disponer de mucho tiempo libre / ocio.
• Vivir como a cada uno le gusta sin pensar en el qué dirán.
• Preocuparse por lo que ocurre en otros lugares del mundo.
• Invertir tiempo y dinero en estar guapo/a.
• Arriesgarse ante cosas nuevas e inciertas.
• Vivir al día sin pensar en el mañana.
• Preocuparse por cuestiones religiosas o espirituales.
• Interesarse por temas políticos.
• Hacer cosas para mejorar mi barrio o mi comunidad.
Que estos pocos valores sean tomados en cuenta y sirva de algo como premisa del trabajo en equipo de las comunidades.
“La construcción simbólica de nuestro templo jamás podrá darse como concluida, así como nunca podremos dar por terminada la modesta labor sobre nuestras piedras individuales.”
Rafael