Seguridad III

La seguridad es una sensación o fenómeno mental, que se crea en nuestro cerebro cuando sentimos que nuestro entorno se encuentra en unas condiciones óptimas, que aseguran la estancia temporal o permanente en cierta ubicación, sin fácil posibilidad de sufrir daños contra las personas o su patrimonio.

La percepción mayor o menor de dicha sensación será proporcional al mayor o menor nivel de seguridad que se dé en el entorno en el que nos encontremos, dependiendo dicho nivel del mayor numero de medios o medidas de seguridad, que se hallen en el mismo.

El conjunto de elementos que pueden proporcionar una mayor eficacia y refuerzo de la seguridad, se denomina Seguridad activa y aquellos que pueden reducir al mínimo los daños que se pudiesen producir si se diese una ausencia de seguridad, tanto parcial como total; se denomina Seguridad pasiva.

Pero aunque todo esto es muy bonito y suena muy bien, es solo la teoría, ya que en la práctica y más concretamente en nuestro País (España), la seguridad activa cuesta mucho dinero.

Hace ya unos quince años aproximadamente, que la seguridad ha disminuido de una forma alarmante y la delincuencia ha crecido de una manera más que considerable.

Los principales factores de que esto haya sucedido son que han disminuido los contingentes humanos que componen las fuerzas de seguridad, tanto las del estado, como las de las comunidades autónomas y las de las entidades locales.

Este descenso ha propiciado el gigantesco e imparable crecimiento de los contingentes  que componen las plantillas de las miles de empresas de seguridad, que han ido ganando poco a poco más terreno en el ámbito de competencias que anteriormente fueron encomendadas a otras fuerzas de seguridad.

En la actualidad es tan grande el nivel de inseguridad, que el solo hecho de tener una vivienda o cualquier tipo de inmueble de nuestra propiedad, sin haber colocado diversos medios de seguridad como alarmas o cámaras, ya las convierte en altamente vulnerables, pudiendo ser estas fácilmente usurpadas por los dueños de lo ajeno.

Si a esto le sumamos que las medidas disuasorias legales, tanto Punitivas como Coercitivas (Penas o multas), que impone la Ley actual son muy flexibles y la aplicación y ejecución de estas es muy leve e incluso inexistente en ciertos casos, esto propicia un reclamo internacional para que nuevos contingentes de dueños de lo ajeno altamente especializados en su ramo, acudan a incrementar el número de operarios de dicho gremio.

            Pero esto no es nuevo, ya hace más de quince años que este reclamo se viene produciendo debido a la falta de control de las personas indocumentadas, que entraron en nuestro país, huyendo de los suyos por encontrarse en búsqueda y captura por haber delinquido.

Estos al llegar a España y ver que las consecuencias por transgredir la ley o normas son mínimas e incluso nulas, se dedican a lo que ya hicieron antes en sus países de origen, pasando así a engrosar el numeroso contingente de delincuentes que se dedican a aumentar nuestra inseguridad personal y patrimonial.

No tienen necesariamente que estar en nuestro país, ya que gracias a la ausencia de fronteras entre los países de la Unión Europea estos pueden venir de turismo a delinquir y tras conseguir su botín, pueden volver a sus países pasando desapercibidos sin haber sido controlados.

Las mafias que se dedican a traficar con seres humanos, obligándoles en muchos casos a delinquir en contra de su voluntad, justificándose en que estas les ayudaron a esas personas a entrar en España de forma ilegal y que ese servicio de tanto riesgo les debe ser pagado, exigiéndoles unas cantidades que difícilmente pueden ser satisfechas por estos.

Estas personas pasan a trabajar como esclavos de forma inhumana, viéndose obligadas a perpetrar delitos de todo tipo como los delitos contra las personas y sus propiedades, contra la salud pública, contra la infancia y libertad sexual  y en el peor de los casos llegan a comerciar con estas o sus órganos vitales.

Sin lugar a dudas son muchísimos más los delitos que pueden llegar a perpetrar, pero no los voy a enumerar todos ya que el objetivo de todo esto es demostrar que todo el conjunto de actividades delictivas, crea una situación enorme de inseguridad.

Debería invertirse en la seguridad pública en nuestra sociedad, así como abaratarse o subvencionarse los servicios y medios de la seguridad privada, para que así la verdadera seguridad no sea un privilegio de unos pocos.

Se deberían crear unas leyes penales humanas que castiguen las conductas ilícitas de los delincuentes, siendo estas condenas firmemente ejecutadas y cumplidas en su totalidad.

 Solo si nos concienciamos todos de que la seguridad es algo necesario para una normal convivencia, podremos hacer que se produzcan los cambios necesarios para poder vivir en una sociedad mejor, sin tener que temer como ciudadanos libres el poder ser víctima de cualquier ilícito de los mencionados.

Jesús O.

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