Según la Real Academia Española “sociedad” es una palabra de género femenino procedente del latín sociětas, -ātis que denomina, en su primera acepción, a: “Un conjunto de personas, pueblos o naciones que conviven bajo normas comunes”. En la tercera acepción se refiere a “sociedad” como: “Agrupación natural de algunos animales”.
Si en las sociedades del reino animal impera la ley del más fuerte, ¿Por qué no habría de suceder lo mismo en la sociedad humana? Lo hace, y este hecho ha sido llamado “Darwinismo social”.
Algunos se han atrevido a decir que es insuprimible y que su desaparición conduciría a la sociedad a un proceso de descomposición inexorable.
Voy a equiparar la ley del más fuerte con la competición deportiva.
En la apertura de los Juegos Olímpicos un deportista promete en nombre de todos los competidores que cumplirán y respetarán los reglamentos comprometiéndose a un deporte sin dopaje, con verdadero espíritu deportivo, por la gloria del deporte y el honor de sus equipos. Yo lo resumo en que no todo vale para ser el número uno.
El compromiso, la responsabilidad, el respeto, la honradez la verdad y el honor, están, entre otros, en la lista de valores humanos considerados como valores universales.
Actualmente vivimos una crisis de valores. Parece que en la sociedad actual todo vale.
En la “generación nini” (Ni estudio ni trabajo) y en los llamados “millennieals” (En castellano los nacidos en este milenio) se observa una carencia brutal de valores universales.
Son dos generaciones que han crecido con ausencia de responsabilidades, que han visto mentir, robar y hacer trampas a sus mayores; Ídolos musicales y deportivos, políticos, famosos varios, etc… sin grandes consecuencias. También las generaciones anteriores hemos visto caer muchos mitos.
Una encuesta reciente a la generación del milenio les preguntó cuáles eran sus metas en la vida, y más del 80% dijo que una meta importante era hacerse ricos. Y otro 50% de esos mismos jóvenes dijo que otra meta importante era ser famosos.
La fuente no dice si les preguntaron qué precio pagarían por ello ni si pisarían a su igual por ser más famoso o rico que él.
En general la mala educación, la poca empatía y la solidaridad de boquilla, las zancadillas y las mentiras campan a sus anchas. Nos quejamos pero no hacemos nada. Por tanto la pasividad y muchos de los valores que considero fundamentales también lo hacen.
Fui educada en unos valores que tienen muy poco que ver con los valores que veo inculcar hoy en día. El espíritu deportivo lo aprendí bien, tuve muy cercanos y buenos ejemplos, por eso no lo puedo llegar a entender e incluso me enfada. Enfadarse, para mí, no es la solución, quizá sea parte del camino.
El ser humano cada vez es más inhumano y si no conseguimos entre todos hacer un buen equipo, jugar limpio y disfrutar con ello, esta civilización está abocada a su fin, como todas las que nos precedieron.
Marta E.