El dedo, cuando se utiliza como una herramienta de prospección interesada, es igual que un dardo lanzado a una diana; invitando a otros a que juegue dentro de esa circunferencia, sin que comprendan que acabarán siendo perdedores, y que ésta tiene un propietario, que la llevará rodando cuesta abajo.
El dedo no es incorrupto
Del puño de una camisa blanca o brazo desnudo,
sobresale una mano tan dura como el metal.
De ésta su dedo índice, que parece llegar a todas partes,
reposándose en el apoyabrazos de sillones aterciopelados de diferentes colores,
que ocupa como si se tratase de una propiedad intransferible.
Sin embargo, el tiempo, que carece de propietario, asume investigarlo,
descubriendo que lleva una careta carnavalesca.
Debajo su verdadero rostro, sólo polvo envejecido.
Si construyes mirando por detrás de tu orejas, tu visión queda reducida a quienes se deslizan detrás de ti. El problema es que, si se origina una tormenta, serás arrastrado por ellos y todos tus proyectos no pasarán de ser un eclipse.
Jesús Aznar (21-2-2016)