Tendrá un amanecer la razón.
“Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas”
José Martí
El desarrollo es bueno, es en sí mismo la base de la evolución del ser humano, y hacer de la globalización algo verdaderamente global y no un sistema puesto en marcha solo para la mitad del globo, también sería algo bueno, el libre mercado, el acceso a los recursos esenciales para la vida, para la educación, para la sanidad, la comodidad personal y colectiva es un derecho para todos, no para la mitad del globo.
– ¿En verdad somos tan frágiles y tan inconscientes?
Creo que tenemos el poder y la capacidad para decidir hacer lo correcto, o permanecer ajenos.
– ¿Es la democracia una realidad o es una utopía?
Una vez más tenemos el “poder” para sentar a nuestros representantes en palacios presidenciales, parlamentos y ayuntamientos.
– ¿Es permisible que un representante de la sociedad o de la gran mayoría pueda tener la autoridad para separar a las familias?
Si la respuesta es afirmativa, estamos delante de un problema tan profundo que nos hace retroceder siglos en la escala evolutiva. Si permanecemos impasibles ante la injusticia, estamos viviendo en un mundo perdido y desesperanzado.
Cuando era pequeño cantábamos una canción infantil que hacía referencia a un barco de papel, donde pedíamos que dicho barco nos llevara a navegar por el ancho mar, expresábamos también, que queríamos conocer amigos de aquí y de allá y a todos llevar, una flor de amistad.
Hay Gente, que para algunos pierden el tiempo, y para otros, contribuyen a un supuesto aparato criminal relacionado con el tráfico de personas, cuando el ser humano decide no mirar más allá de su sombra, realmente lo consigue, hay quienes arriesgan sus vidas, ponen a disposición su patrimonio y dedican los días a peinar el Mediterráneo intentando evitar que se convierta en el mayor cementerio conocido por la humanidad.
Hoy, gran parte de la sociedad quiere ver a esas personas que huyen de la barbarie, de la guerra, del hambre y de la muerte, como a enemigos, idealizando una supuesta amenaza que solo benefician a los sectores oportunistas y radicales. Los derechos humanos están siendo triturados en una máquina de moler carne que se llama política, está máquina muele hombres, mujeres y niños, está máquina no distingue, está máquina inmisericorde no entiende que un drama humano, no es quedarse sin datos en el móvil, o no pillar una ganga en las rebajas, el planeta tiene un problema, no es solo asunto de Europa, el mundo tiene un deber y es sobretodo echar piedras en los engranajes de esta máquina de muerte, que lleva como marca las siglas de partidos políticos Europeos y Norte Americanos y que se vende muy barata para confundir a los débiles de razonamiento.
Es necesario ayudar a erradicar la guerra en el Oriente Medio, suprimir de una vez la nueva esclavitud que ha aflorado en África, dar cobijo a los que vengan para hacer el bien y ser, sobretodo, inteligentes para entender que los enemigos no son esos que huyen del horror y a los que podemos ayudar con el 1% de nuestros recursos, a esos que no nos quitan nada, que vienen a contribuir con una riqueza cultural incalculable, que traen y aportan a las economías de occidente una mano de obra fuerte y capaz.
En particular, España debe entenderlo, esa España que no solo se caracteriza por su liga de fútbol plagada de extranjeros que no “molestan” porque son millonarios y ganan títulos, debe entenderlo esta España que una vez fue conquistadora, está España que tiene a casi 500 mil jóvenes y no tan jóvenes por toda Europa y parte del mundo, buscando fortuna y una mejor oportunidad, es necesario abrir ya las mentes, es imprescindible en este justo momento, entender que negando un problema o dejándolo pasar por alto no ganamos nada como sociedad avanzada.
En cuestión de derechos humanos vamos muy justos y lo poco que tenemos lo estamos mancillando, para ningún extranjero es fácil vivir fuera de su país y lejos de sus familias, el calendario, el paso de los días, las acogidas, la aceptación y las críticas son un completo reto para los que llegan desesperados y esperanzados.