Si me muevo con aire entre los juncos, éstos me golpean. Hasta en los rincones más espesos siempre hay un camino menos agreste, sólo hay que proponerse encontrarlo. Esto no es nada difícil. Lo tienes diseñado en tu conciencia.
Las rebajas una enfermedad
Inundados por los medios de comunicación
con el eslogan: han llegado las rebajas.
Todo se convierte en un calvario consumista.
Consumir, es su contraseña, las mejores ofertas del mercado.
Escaparates y calles inundadas de propaganda.
Manos temblorosas bailan como juncos movidos por el viento,
entre aglomeraciones que no siente quien pasa a su lado,
sólo hay en el cerebro una fijación: comprar por comprar al mejor precio.
¿Cómo es posible este atragantamiento de compras muchas veces innecesarias?
Reflexiono y pienso. El año tiene trescientos sesenta y cinco días.
Sería más correcto el precio justo durante todo el año.
Consumiríamos lo justo, y en el momento necesario,
el mercado estaría más equilibrado
y nuestras manos dejarían de temblar ante las dudas de lo que compramos.
Tiene que haber un compromiso social, entre fabricante, intermediario y consumidor.
Las aglomeraciones desaparecerían y nuestras manos saludaría al que pasa a nuestro lado.
La elegancia y la belleza estarían todo el año en las estanterías al precio justo.
El estrés, la ansiedad y gastar más de lo no necesario serían historia.
Estaría escrita por sus verdaderos protagonistas, hombres y mujeres de todas las edades.
Espero que cuando leas estas líneas tu cara este relajada.
Sólo deseo que comprendas que los cambios son posibles.
De lo contrario, la ropa no usada aumenta en nuestras casas.
Es terrible pensar que unos tienen mucho y otro muy poco. Algunas casas son como tiendas llenas de rebajas.
Jesús Aznar (1-1-2019)