01/01/2016 – Casi mentir, mentir a medias y mentir del todo

Casi mentir, mentir a medias y mentir del todo

Siempre digo que me gusta fijarme en los pequeños detalles que tal vez pasan desapercibidos pero que pueden esconder diferentes intenciones. Me encanta prestar atención a la forma de hablar de la gente y meditar sobre la intención real de sus palabras.

Según la RAE mentir es decir lo contrario de lo que se piensa, inducir a error, falsificar algo y otras definiciones. La gente suele centrarse más en la primera de ellas pero, a mi entender, la más importante es la segunda: Inducir a error, pues incluye a todas las demás.

Muchas veces lo que importa no es lo que se dice sino lo que no. Otras veces se dicen cosas con la esperanza de que, aunque la afirmación sea cierta, la gente entienda algo diferente. Y otras muchas veces el discurso es completamente falso, sin más. Y de ahí el título de esta plancha, y las que para mí son las tres formas más importantes de mentir: Casi mentir, mentir a medias y mentir del todo.

La primera consiste en decir cosas que son ciertas, pero obviando matices con la intención de manipular. Es lo que suelen hacer los políticos en los debates previos a las elecciones cuando, por ejemplo, hablan del paro:

-El paro ha bajado: Esto puede ser cierto pero, ¿qué pasa con la población? El paro puede bajar porque la gente encuentre empleo o porque miles de españoles se vayan al extranjero a buscarlo. O porque los inmigrantes que vinieron a trabajar han vuelto a sus países al no tener forma de ganarse la vida. Tampoco hablan de la población desanimada que ha dejado de buscar trabajo. A esto, el oponente respondería:

-No, señor, ahora hay más gente sin empleo: Esto también puede ser cierto, pero tal vez haya el mismo número de personas empleadas solo que gente que antes no se molestaba en buscar ahora haya decidido volver a intentarlo, sin éxito.

Las dos afirmaciones pueden ser ciertas, pero los políticos de uno y otro partido olvidarán mencionar los detalles que no les venga bien que la gente conozca. Y a esto, a no poner todos los datos encima de la mesa con fines concretos, yo le llamo casi mentir.

La segunda forma de mentir consiste en contar al mundo cosas ciertas pero de forma que piensen que les estás diciendo otras. Siendo puristas tu información es correcta pero, ¿cuál es tu intención? Por poner un ejemplo, me encanta como algunos utilizan los porcentajes en sus estadísticas:

-No hemos conseguido nuestro objetivo, la delincuencia en las ciudades ha aumentado el 200%, pero nos comprometemos a mejorar en el futuro próximo: La gente aquí podría entender que quien habla es humilde, que está reconociendo que, a pesar de sus esfuerzos, la delincuencia se ha duplicado. Pero no, si algo aumenta el 200% significa, en realidad, que se ha triplicado. Si teníamos 100 y ha aumentado 200, ahora hay 300.

Tengo clarísimo que cuando alguien utiliza porcentajes de esta manera sus intenciones no son del todo honestas porque de ser así utilizaría palabras claras y que no den lugar a confusión, como duplicarse o triplicarse. A esto es a lo que yo llamo mentir a medias.

Y por último está la mentira absoluta que consiste en decir cosas que, directamente, son falsas. Este tipo de mentira suele utilizarse de forma más sutil, porque a la gente le molesta sentir que se les toma por tontos. A ningún mentiroso se le ocurriría decir que el cielo es verde y quedarse tan ancho, en estos casos, es mejor ser menos aparente.

Me encantó un ejemplo que escuché en la radio un día y que directamente me arrancó una carcajada. Era un anuncio de la Once, de la Primitiva o similar en el que el señor, después de hacernos pensar en las bondades de tener dinero para nuestras aficiones, afirmó algo como lo siguiente:

– No dejes de comprar, porque uno de cada tres boletos tiene premio, así que lo más fácil es que te toque: Realmente esto es absolutamente falso, porque si uno de cada tres boletos tiene premio significa que dos de cada tres no, así que lo más fácil es, efectivamente, que no te toque nada.

No entiendo por qué la gente miente y no porque esté mal, que también, sino porque para mantener una mentira suele hacer falta otra todavía más grande. Con el tiempo resulta imposible acordarse de lo que es verdad y de lo que no y todo se acaba descubriendo. Más aún, cuando alguien descubre que se le ha estado engañando es difícil recuperar su confianza. Y por si a alguien le quedan dudas de que ser sincero es bueno, todavía tengo una razón muy práctica para serlo siempre que se pueda: Si eres sincero y un día no queda otra opción y hay que mentir, nadie dudará de tu palabra, lo creerán y punto.

Bromas aparte, yo creo que ser sincero siempre compensa. Nadie nos echará en cara una mala decisión, o un mal gesto, somos humanos, nos podemos equivocar y tener un mal día. Pero si hemos sido honestos y sinceros todo quedará en una anécdota, en una ocasión más para aprender de un error. Mintiendo cometemos un segundo, y ese sí pasará más factura, nos hará perder la confianza de la gente y nos dará un segundo motivo para arrepentimos.

Como digo, ser sincero siempre compensa…

L.L.

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