Caer, levantarse, perseverar, amarse a sí mismo y el deseo de ser útil para ayudar a alguien; hacer ese camino con piedra bien compactada, formando un bloque con su seña de identidad como los antiguos canteros, y así el trabajo bien hecho aguanta todo tipo de tempestades y su grandeza perdurará en el tiempo.
La poltrona
Vuestro deseo es la poltrona,
las barras, las bisagras, las sondas.
Ni los cuentos del chino mandarino
creen que es un deseo útil.
Por esto, os nombro arquitectos de barandilla.
Sois la pesadilla del libre pensamiento.
Pero chirriáis de tal manera que sólo hacéis sordos.
Por ello, más pronto que tarde, estaréis en la escombrera.
Los sillones viejos tienen este destino.
Contra esto, nuevas maderas bien trabajadas
os sustituirán, no sin un trabajo duro.
El esfuerzo nunca es inútil.
Somos conscientes de que tendremos enfrente a voceros,
partidarios y portadores de intereses oscuros.
Para éstos siempre es verano.
Necesitan para existir el sol que más calienta.
Sus conciencias se quedan entre el polvo, cables y papeles.
Utilizan un vocabulario fantasmagórico.
Pero se puede leer lo que esconden en su chaqueta.
Por ello la exposición al calor los acabará quemando.
Sin comprender que un buen árbol da sombra.
Ni el poder ni el dinero son la verdadera riqueza. La mayor es entender que todo es perecedero salvo llegar a comprender que cada día de vida es el valor más importante que tenemos.
Ni siquiera el más ruin de los hombres debe ser violentado. Hay que encontrar, en lo más profundo de su corazón, sus aciertos y desaciertos, su razón del desencuentro consigo mismo y con los demás. Así, por ello, conseguiremos encauzar el sufrimiento de sus actitudes al hacer que éste comprenda que por el amor se llegan a disolver los conflictos.
Jesús Aznar (29-10-2016)