El premio tiene que ser siempre, al valor de entrega desinteresada, ese altruismo capaz de hacer del ser humano la semilla del deber cumplido.
El balneario de los Homo Sapiens
Bancada en maderas nobles; en ellas, nuevas tecnologías,
Indicativo de ser ocupadas por mentes privilegiadas.
Me atrevo a hacer una resonancia de los allí sentados.
Recojo el diagnóstico: trajes de cachemir, finos hilos y dedos y más dedos.
Dentro no hay cuerpos, ni cabezas.
Abro la puerta de ese lugar que debiera ser sagrado.
Escucho chirridos de diferentes direcciones.
Éstos dicen: el objetivo no se ha cumplido.
Te ha llegado la hora del descanso.
El premio es que te recuperes, para una jubilación sin penurias.
Y así, sentados en la bancada,
tu trabajo es lo que el dedo te señala.
Digno y merecedor debe ser el descanso de una vida de entrega y trabajo. Para esto no debiera ser necesario ser rico ni pobre, ni ostentación de poder o privilegio. Sólo Homo Sapiens, persona.
Jesús Aznar ( 23-7-2015 )