Ciento veintitrés días y desacuerdo

Existe, pero es insostenible el amargo sabor de quienes el sentir ciudadano lo escriben sobre el agua o en las lágrimas del sufrimiento.   

Ciento veintitrés días y desacuerdo

Caras alargadas, sonrisas a veces forzadas.

Negociaciones, esfuerzo, proyectos, ideas.

Otros son mirones de barandilla esperando un rédito.

También quienes se levantan pegando un portazo,

justificando lo injustificable.

Por otro lado, algunos son los sabelotodo,  

su voz es el eco de su dueño.

Caduco y Señor antiguo creí que no existías.

La desesperanza en la espera no es ingenua, pero algunos sin querer, se ven lanzados a un ocio obligado, que es tanto como ser enterrados en vida. A pesar de esto, el tiempo es su valor, y con un pequeño giro del cuerpo  y un sobre en la mano otros pueden ocupar el mismo sitio.

Jesús Aznar (23-4-2016) 

Otras Entradas

La utilidad de lo inútil

Vean ustedes, me considero un naufrago de la vida, supongo que como tantas y tantos otros. Y como naufrago a la deriva, bien entrenado y

Madurez… junto a ti

¡Como pasan los años! Y a pesar de ello, yo cada día me encuentro mejor. Me llaman Madurez y, la verdad que tengo muy vagos