Desde su origen la sociedad humana ha evolucionado en aspectos asociados a diversos temas, tales como la medicina o la bioquímica, los cuales, actualmente, debido a su desarrollo permanente y acelerado, permiten que el promedio de vida de un individuo supere en más del doble al de hace 50 años. Lo mismo ha sucedido con la tecnología en sus diversas vertientes, como por ejemplo la automotriz, la cual nos permite movernos en coches o trenes eléctricos y poder llegar a nuestro destino en una cuarta parte del tiempo, que el que requeríamos para hacerlo hace 30 años. Podemos referirnos también a la tecnología de la comunicación, ya que, desde la invención del telégrafo, las forma de comunicarnos ha evolucionado exponencialmente, a tal punto, que tenemos la posibilidad de saludar y conversar con un familiar al otro lado del mundo, a través de la pantalla del ordenador, así como enterarnos que China va a enviar un cohete al espacio y además ver el lanzamiento en tiempo real, por medio de Instagram o Twitter. Sin embargo, pese al auge de esta gran revolución tecnológica que estamos viviendo y que ha sido llevada a cabo por nuestra especie, parece que nuestra sociedad retrocede en aspectos más importantes y esenciales, como lo pueden ser los Valores Humanos.
Al desarrollar este escrito, recuerdo un comentario que hacía en una grata conversación, un buen amigo de la campiña de Huesca, de unos 84 años de edad y de nombre Antonio, más conocido por sus coterráneos como Antonier.
En forma de sentencia Don Antonier me dijo: “…los hombres de estos tiempos han perdido La Palabra…”. Para mi quedó sobrentendido que se refería al significado social que encierra el termino Palabra; un compendio de Valores que van desde la honestidad de asumir la responsabilidad de cumplir con lo acordado, hasta la voluntad para asumir la tarea encomendada, demostrando respeto hacia el prójimo y hacia uno mismo.
Bajo la percepción de entorno moderno, debo señalar que el Respeto es uno de los valores que ya casi no se demuestran en el trato diario de unos con otros, en los sitios de trabajo, en las escuelas y menos aún en la mayoría de los medios de comunicación actual más utilizados. Esto ha generado consigo la perdida de Empatía, la cual, por cierto, es un valor asociado directamente al Amor y a la Compasión, ambos necesarios para la interrelación entre individuos y entre las distintas culturas, porque ellos nos permiten lograr u otorgar el Perdón al prójimo, lo cual, al final de esta gran cadena de Valores Humanos, nos permitirá obtener la Gratitud, que no es más que la base de la fraternidad entre hermanos.
Podemos concluir en que las relaciones humanas se basan en una gran cadena de valores. Algunos de los eslabones que la componen se han perdido, quizás por negligencia o por la aplicación errada de medidas, normas y leyes, que, en consecuencia, se han revertido en contra de la estabilidad y armonía social, porque pensamos que los valores pueden obligarse por fuerza, pero nos olvidamos que deben inculcarse desde el hogar, partiendo del amor de papá y mamá, así como también desde la educación escolar.
Es indiscutible la necesidad de tomar las acciones correspondientes para evitar perder más eslabones de esa cadena fundamental de valores humanos, así como de intentar recuperar los que se han perdido, ya que, de no hacerlo, las consecuencias serán, entre otras, la “normalización” en el funcionamiento de la sociedad actual, de lo que algunos expertos definen como Antivalores, convirtiéndola en una sociedad caótica, conflictiva e invivible, llevando a la especie humana a un inevitable final.
Aún con todo el trabajo ético y moral que queda por desarrollar para impedir la pérdida total de los valores, creo que aún estamos a tiempo de enmendar las fallas.
