Honradez.
El diccionario de la Real Academia Española de la lengua define la honradez como la rectitud de ánimo, integridad en el obrar.
Una cualidad denostada para unos, inexistente para otros. Ser honrado es una opción personal, y parece que el que actuar como tal, simplemente es de tontos. La honradez implica que alguien es digno de confianza e integro, que es consecuente tanto es su forma de obrar como en su pensamiento, que se comporta, o al menos esa es su intención, de manera justa y respetuosa. Y cuanto mejor funcionaría el mundo si ese valor ético, la honradez, rigiera nuestro comportamiento. El de todos. Cuando aparecen los problemas existe la mala y extendida costumbre de dirigir el foco de las culpas a los demás, y a la clase política en particular, y sin quitarles a estos últimos la merecida fama, el comportamiento de cada uno de nosotros repercute en la comunidad como una onda expansiva, evidentemente no con la misma fuerza.
Si el panadero amasara un buen pan sin aditivos absurdos para potenciar sus ganancias y no el sabor; si el político pensará en el bien común y no el propio; si el fontanero te ofreciera la factura sin quitarle el IVA; si el gestor no utilizara de forma torticera las leyes para evadir impuestos; si el lobbista no intentara comprar a diputados para eludir su responsabilidad social ….Todos estamos implicados con nuestros quehacer diario en hacer un mundo más confiable y mejor.
Sea dicho que la honradez nunca ha morado entre la especia humana, pero resulta paradójico que en este siglo, el de los plasmas y no el de las luces, que se supone el más avanzado de la historia no hayamos caído en la sencilla cuenta que actuar con honradez es una opción inteligente en la que todos saldríamos ganando. Naturalmente que siempre existirán corruptos, amigos del camino rápido para alcanzar su propios intereses saltándose lo que haga falta, pero últimamente, no me atrevo a cuantificar el tiempo, parece que la deslealtad (que es el antónimo de la honradez, no la deshonra que es otro cantar) impera por doquier, ya sea por acción u omisión, por que tan culpable como el desleal es el que calla y ampara con su silencio esos comportamientos, y se va extendiendo como una mancha de aceite apestando todo. Si lo hace tu vecino, ¿ por que no lo vas a hacer tú?, si el compañero no pega ni golpe no vas a ser tú el tonto , un caso más de corrupción que más da…y tú más…
Existe la creencia que cuando las crisis afloran lo primero que salta que la honradez, pero bien es cierto que en las épocas de vacas gordas también hay barra libre para todos.
Pero no, cuando falla la honradez es cuando afloran las crisis, las guerras, las burbujas financieras o de cualquier otra índole, la corrupción…
Últimamente me he descubierto bastante veces mirando la pantalla de mi ordenador con hastío y dejadez, escuchando las noticias con indiferencia y me he dado mucho miedo.
Gema S.