Confianza
De género femenino, como tantos otros términos de vital importancia regentes en la vida de los hombres de bien, como por ejemplo; la razón, la humildad, la sensatez, la prudencia, la equidad, la valentía o la honorabilidad…
Se trata de una palabra con inmensa importancia para el desarrollo de la vida de los hombres y mujeres, presente en campos tan diversos como; el derecho, la religión, filosofía, economía, política, medicina y ética.
De inconmensurable relevancia desde el punto de vista lingüístico, podemos leerla y escribirla, tanto como sustantivo, adjetivo y verbo.
Su basta aplicabilidad semántica, es la clave de su cotidianidad.
La Real Academia de la Lengua Española define la palabra CONFIANZA como “esperanza firme que se tiene de alguien o algo”.
Etimológicamente la palabra CONFIANZA proviene del latín, del verbo CONFIDERE (poner fe globalmente en algo o alguien) del que se deriva el sustantivo FIDES (lealtad).
Maravillosa palabra que utilizamos con asiduidad, verbalizándola y/o transmitiéndola con acciones que denotan la Fé que depositamos en algo o alguien.
Asociada a la delegación de responsabilidad encontramos la CONFIANZA, que nos demuestra el grado de vulnerabilidad que sentimos frente a alguien.
La CONFIANZA es un juicio que se apoya en tres COLUMNAS:
1. La SINCERIDAD: Coherencia entre lo que se dice y lo que se piensa.
2. La COMPETENCIA/LEGITIMIDAD: El área o dominio en que/quien confiamos o no.
3. La CONFIABILIDAD/CREDIBILIDAD: Nos relaciona las experiencias pasadas con el presente en relación a lo que confiamos o en quien confiamos.
Todos confiamos áreas de nuestra vida todos los días en personas o cosas que nos facilitan el camino o reportan la satisfacción de contribuir a facilitar el camino de otros. Pero antes de depositar ese valor tan preciado y valioso para uno mismo, LA CONFIANZA en otra persona, filtramos de una manera automática la conveniencia de hacerlo o no por nuestro esquema mental, analizando cada uno de los tres puntos enumerados anteriormente.
Y…. ¿para qué lo hacemos? ¿Para qué filtramos la viabilidad de hacer ese depósito en otra persona o cosa?…. Cada uno tendrá su respuesta, su teoría, su miedo, su excusa, su razón, etc… La mayoría lo hacemos para no ser DEFRAUDADOS, para no ser TRAICIONADOS, para evitar ERRORES, para no alterar el “status quo” que nos rodea, etc….
En mi opinión, lo irremediablemente cotidiano, no ha de ser irremediablemente mancillado, por lo que os invito, a continuar trabajando para fortalecer la confianza que vuestro entorno haya depositado en vosotros y a permanecer atentos para que tampoco vuestro entorno os defraude.-
Personas notables lo dijeron ya en el pasado:
- “Confía, pero verifica”. – Ronald Reagan
- “La mejor manera de saber si puedes confiar en alguien es confiando”. – Ernest Hemingway
- “Aquel que no confía lo suficiente no será digno de confianza”. – Lao Tzu
- “Aquel que es descuidado con la verdad en asuntos pequeños no puede ser confiable en asuntos importantes”. – Albert Einstein.
Raul R. – 9/3/2016